Texcoco, Estado de México.- Dagoberto Valle Arriaga, el sacerdote que hace ocho años fue acusado del supuesto secuestro y homicidio de un hijo que procreó con una mujer, por lo que fue sentenciado a 55 años de prisión, ahora logró su libertad al no haberse acreditado el delito que se le imputaba.
Ahora, ocho años después, busca a su hijo de quien no sabe nada desde entonces y que cree debe estar vivo y que tendrá 17 años –ya que las autoridades nunca comprobaron que estuviera muerto-, por lo que ha solicitado el apoyo de las autoridades y de diversas instituciones para ubicar el paradero de su consanguíneo.
En conferencia, el párroco que en el año de 2005 estaba adscrito a la Diócesis de Texcoco, Estado de México, informó que el pasado 26 de septiembre salió en libertad, luego de obtener un amparo al considerarse que no quedó probada la muerte de su hijo. “No hay testimonio alguno que indique que yo maté a mi hijo. Jamás debió de habérseme acusado, ¿por qué hablar que una persona está muerta si no hay cadáver?”
Recordó que el 20 de septiembre de 2005 fue acusado por María Félix Hernández Espinosa, una mujer con quien tuvo una relación sentimental desde que era seminarista y con quien procreó un hijo que reconoció desde que supo de su existencia y que al momento de la desaparición tenía nueve años.
Por ello, explicó, fue arraigado en instalaciones de la Procuraduría General de la República para su investigación, luego fue recluido en el penal de Barrientos, en Tlalnepantla, posteriormente trasladado al de Chiconautla, en Ecatepec y finalmente al Neza-Bordo, de Nezahualcóyotl, bajo la causa penal 91/2006.
Dijo que en agosto del 2007 fue sentenciado a 55 años de cárcel por secuestro y homicidio, sentencia que fue confirmada en enero de 2008. Dagoberto Valle denunció a la justicia del Estado de México de “venderse” ante representantes de la Iglesia Católica en México, quienes supuestamente incitaron a la madre de Oscar Emmanuel a responsabilizarlo de algo que nunca hizo. Las acusaciones del sacerdote son en contra de los jueces de los penales de Chiconautla y del Neza-Bordo quienes participaron en su caso.
Afirmó que tras su libertad, su objetivo es buscar a su hijo de nombre Óscar Emanuel, que ahora debe tener 17 años y que a la fecha sigue desaparecido luego de que las autoridades no comprobaran su muerte. “Ya he acudido a diversas instituciones para buscar a mi hijo, he ido a Odisea y Capea pero no he tenido suerte”.
El sacerdote pidió a la Iglesia Católica en Roma que le permita seguir profesando porque aseguró que sus derechos eclesiásticos continúan vigentes.
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