Guerrero.- El único joven que había sobrevivido al ataque en el río Chiquito, en Coyuca de Benítez, Guerrero, donde siete de sus compañeros fueron asesinados el pasado 4 de julio, falleció el martes 9 de julio en un hospital de Acapulco como consecuencia de un balazo en la cabeza que le provocó muerte cerebral.
La madre del muchacho, que prefirió guardar el anonimato, junto con los familiares de las otras víctimas se unió a una decena de habitantes de la colonia Venustiano Carranza que salieron de sus casas este jueves para marchar y visitar las siete viviendas de los jóvenes para rezar por el fin de la violencia en la región, que ya suma 34 homicidios en lo que va del año.
Laura, madre de los hermanos José Alexis y José Alberto Sánchez Chávez, de 12 y 13 años, respectivamente, víctimas del ataque, se unió al rezo, y para ella es un grito desesperado por encontrar la tranquilidad de su familia y de sus tres hijos que le quedan.
“No sé lo que está sucediendo, lo único que sé es que le quitaron la vida a mis hijos y es muy doloroso. Mis niños estudiaban, no le hacían mal a nadie. No trabajaban, estudiaban, porque yo no los dejaba trabajar. Mis hijos iban a la escuela y luego a jugar y la verdad yo no sé lo que les pasó, lo único que sé es que me pidieron permiso para ir al río a bañarse y ya no regresaron”, dijo.
Al cumplirse nueve días del asesinato de estos ocho jóvenes, cinco menores de edad y tres de 20, 22 y 24 años de edad, los habitantes de Coyuca de Benítez se vistieron de blanco y dentro de la iglesia Cristo Resucitado suplicaron por el retorno de la paz, pero sobre todo porque no sigan matando a sus muchachos.
“Todos tenemos miedo, al rato no sabemos quién es el que sigue, ya no podemos salir como antes, entre nosotros tenemos que estarnos cuidando porque si acudimos con las autoridades nomás no hacen nada”, dijo María, madre de un maestro que fue asesinado en septiembre del año pasado, a las afueras de una tienda por no pagar una extorsión.
De acuerdo con la procuraduría del estado, el asesinato de los jóvenes a manos de un comando se debió a un ajuste de cuentas por narcomenudeo, aunque para los afectados son hechos que se han salido de control: “nosotros ya no tenemos libertad, vivimos encerrados con el temor de qué vaya a pasar al rato o mañana, si amanezcamos vivos. Tengo tres niños más y temo por ello”, dijo.
El alcalde de Coyuca de Benitez, Ramiro Ávila, considera que el municipio tiene bajos niveles delictivos, pese a los asesinatos y la cifra de la procuraduría estatal: “La muerte de estos jóvenes son hechos que nos tienen indignados, es un llamado de atención para todos. Asumo mi responsabilidad y he dado instrucción para reforzar la vigilancia, pero no tenemos suficiente estructura, no contamos con suficientes elementos.
“El problema de pobreza en las colonias y en las comunidades da como resultado un caldo de cultivo para la delincuencia, los jóvenes tienen mucho tiempo libre”, explicó el presidente municipal priista.
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