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domingo, 3 de noviembre de 2013

La mató, mutiló… y se fue a trabajar

La mató, mutiló... y se fue a trabajar

Saltillo, Coahuila.- Sin mostrar el más mínimo arrepentimiento, Ángel Javier Guadarrama Bustamante confesó a las autoridades haber estrangulando y luego cortado por la mitad a su pareja sentimental en su casa, y todo por una fuerte discusión.
Luego de cometer el horrendo crimen, Javier metió parte de los restos en una maleta y lo demás lo envolvió en una cobija y esperó a que amaneciera para irse a trabajar vendiendo artículos de limpieza casa por casa.
El inculpado de 23 años de edad aseguró a la poliía que el miércoles por la noche se unió a su mujer Sandra López, donde ambos inhalaron resistol amarillo, inhalante a la que presuntamente eran adictos.
Esto ocurrió en su domicilio que está sobre la calle de Torre de los Claveles 183, en la colonia Valle de las Torres, un pequeño domicilio de interés social que parece estar abandonado porque carece de cerraduras, cristales en las ventanas y protecciones. Ahí se inició una discusión de la cual la autoridad no ha querido dar detalles ni dejar entrevistar al implicado, pero se presume que ella le informó que estaba embarazada.
Debido al estado tóxico en que se encontraba, empezó alucinar que el bebé que esperaba era de otra persona, motivo por la cual agredió a Sandra López al grado de ahorcarla con sus manos y la dejó inconsciente.
Al verla que no tenía pulsos Ángel Javier se asustó, y espero a que se diera la madrugada buscando una forma de deshacerse del cadáver. Salió a la calle y al ver que una barda de block que colinda a un predio baldío de la colonia Florencia, tenía un enorme boquete, aprovechó la situación para arrastrar el cadáver y meterlo.
Asegura haber actuado solo, sin la ayuda de nadie, y regresó por un cuchillo casero que utilizó para cortarla en dos partes de la cintura, después la ocultó en unos arbustos. Luego de cometer el crimen, regresó a su casa para preparar los botes de limpiadores y ponerlos a bordo de un diablito para ir a venderlos.
El jueves por la tarde una de sus cuñadas acudió a buscarlo a su domicilio para preguntarle por el paradero de su hermana, a quien tenía 20 días de no ver. Simuló estar preocupado por Sandra e invitó a su cuñada iniciar una búsqueda por los alrededores de su casa, y de manera por demás extraña la encontraron sin vida.
La detención del sujeto se dio horas después de que elementos de la PGJE iniciaran las investigaciones respecto a los restos de la joven y se realizó cuando Ángel Javier regresó a su casa de vender sus productos de limpieza y la Policía se presentó en su vivienda para interrogarlo, ahí terminó por confesar los hechos.
Al filo de las 13:00 horas de ayer, los agentes ministeriales abandonaron el Juzgado tercero en materia Penal custodiando a Ángel Javier Guadarrama Bustamante, conduciéndolo a un hotel del municipio de Ramos Arizpe donde quedará arraigado hasta que la fiscal asignada al caso tome una determinación al respecto.
Pese a que el delito que se le imputa a Guadarrama Bustamante es el de homicidio doloso, sería hasta dentro de tres semanas cuando el Ministerio Público reclasifique el delito a la categoría de feminicidio, si es que los resultados de las diligencias reúnen los elementos para catalogarlo como tal.
Asimismo, las autoridades confirmaron que la víctima estaba embarazada y que presentaba dos meses de gestación, además de que se informó que era drogadicta y que sufría violencia intrafamiliar.
Vecinos temerosos
Los habitantes de las colonias Valle de las Torres y Valle Azteca se han mostrado temerosos luego de haberse encontrado el cuerpo mutilado de Sandra oculto entre las hierbas del lugar donde transitan a diario. El predio, o el arroyo como lo llaman, era utilizado por los vecinos sólo para acortar distancias.
Ayer expresaron sentir miedo caminar por el terreno después de ocurrir el asesinato y hallazgo de cadáver, y al saber que el responsable fue el vendedor de pinol y cloros que acudía a sus hogares. “El señor que mató a su esposa vendía pinoles, todos los días acudía a ofrecernos a nuestras casas con un diablito y nunca nos generó desconfianza, y el jueves por la mañana lo vimos un poco cansado”, expresó una vecina.
A partir de ayer nadie se atrevió caminar sobre el área, por el susto y la supuesta sangre que quedó marcada en un muro blanco que aparenta ser tierra seca, pero aseguran que son rastros que dejó la víctima. Aún se aprecia el boquete por donde presuntamente fue metido al cadáver por el responsable al predio.
“Lo bueno fue que detuvieron al asesino y si no lo hubieran hecho, el miedo estaría peor sin saber quién fue”, dijo Eugenia Ramírez González, la cual lleva residiendo más de cinco años en el sector.

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