San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.- Por negarse a cortar unas manzanas que su esposo le pidió para su suegra, porque estaba lloviendo, tzeltal Lesvia Gómez Entzín fue agredida de un balazo por su esposo Jorge Navarro Hernández, lo que le ocasionó la pérdida de un ojo.
En entrevista con representantes de los medios de comunicación, la mujer de rasgos indígenas, quien cubre su rostro con un chal rojo para ocultar la evidencias que pueden comprometer al agresor y ser detenido, esto por tenerle miedo, ahora está a salvo, pero perdió un ojo y con el otro no ve bien.
Reveló que los hechos ocurrieron el 15 de julio de 2013, cuando vivía con su esposo y sus tres hijos en el poblado La Merced, municipio de Amatenango del Valle. Especificó que en un principio, la noticia de esta agresión se quiso manejar como un accidente, pero al paso de las horas se confirmó que fue un intento de asesinato.
“Me ‘tiró’ un balazo mi marido en mi cara, luego de que por estar lloviendo ya no pude cortar las manzanas que él me pidió. En esa ocasión nos quedamos en casa de su mamá, me dijo él que yo le diera unas manzanas a su mamá, le dije ‘ónde vamos a encontrar, si no llegamos a cortar por la lluvia’; me dijo: ‘No sirves para nada, quieres un 4.10′, ‘no’, le contesté, luego trajo su escopeta y después me disparó en la cara”, recordó.
Después de varias semanas internada primero en el Hospital de Las Culturas, en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, y luego en el Hospital Regional de Tuxtla Gutiérrez, fue dada de alta; tiene algunos dolores, pero lo que más le preocupa es que no pueda ver; “perdí un ojo y el otro está vivo pero no se ve bien, veo oscuro nada más”.
En compañía de sus padres Enrique Gómez López y Erlinda Entzín Pérez, ambos de origen tseltal, originarios de la comunidad Napité, donde ahora vive Lesbia y sus hijos, Lucía, Adrián y Martín, de apellidos Navarro Gómez, clamó justicia a estas agresiones, aunque mostraba temor en su rostro.
“Lo que quiero es que no salga de la cárcel, que lo castiguen porque yo estoy sufriendo, ya me quitaron un ojo, y él, aunque está encerrado, está comiendo bien, está mirando cómo está amaneciendo, él puede ver la noche, y yo no puedo ver nada”, demandó.
Por su parte, Enrique Gómez López, su progenitor, relató que su yerno, el día de los hechos, no le dijo las cosas como son, “qué fue lo que hizo, pero luego dijo que él mismo le disparó con la escopeta, porque primero estaba escondido en la casa de su mamá, en la comunidad La Merced”.
“Tuvimos que presionar al Ministerio Público, fue detenido en el mismo momento que vino al Hospital de Las Culturas, está detenido en el Cereso 5 por el delito de lesiones, intento de feminicidio en grado de tentativa”, acotó.
“A mi hija le dieron de alta el 3 de agosto, vive allá con nosotros en la comunidad Napité, con sus tres hijos, los estamos cuidando, pero su hijo pequeño no tiene leche, y los otros dos tampoco ropa y cobijas, porque todas las cosas se las llevaron los de la familia del muchacho, no le han dado apoyo”, afirmó.
Lamentó que su hija esté ciega de un ojo y del otro ya no mira por el balazo que recibió, además que tiene dolores en su cara, “puede hablar bien, come bien, pero no tiene la vista; el balazo fue en el lado izquierdo, donde le quitaron el ojo, los doctores dijeron que sí va a mirar pero no ha recuperado la vista”.
Tanto sus padres como ella solicitan ayuda humanitaria de la ciudadanía para que termine su recuperación, y que sus vástagos tengan alimentos, porque han sido muchos los gastos que han hecho; tuvieron que comprar los medicamentos y pagar los pasajes de los viajes a San Cristóbal y Tuxtla Gutiérrez.
Entre las consultas en el Hospital Regional, la familia de Lesbia, con la ayuda de Concepción Avendaño Villafuerte, realiza los trámites para seguir la recuperación, gestionando su traslado al Distrito Federal, porque requiere de una atención especializada, lo más pronto que se pueda, para que no pierda el otro ojo.
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